Trabajo elaborado por el alumnado del IES NIT DE L´ALBÀ, y corregido por el profesor del que se omite el nombre, en cumplimiento de la ley de protección de datos.
Las
excelencias del carácter como términos medios: la individualización
de la excelencia
Para
un desarrollo adecuado de la temática de la redacción creemos
importante responder a las siguientes cuestiones: ¿Que es el alma?,
¿Como se divide el alma?, ¿Que es el término medio?, ¿El término
medio se aplica a todo el mundo por igual en las mismas
circunstancias?, ¿Podemos crear nuestro propio término medio?,
¿Para que sirve el término medio?
Aristóteles distingue dos clases de
seres; los vivos y los inertes. Así pues todos los seres dotados de
vida (los vivos) tienen alma, pero distribuida en diferentes grados
de complejidad y perfección. El alma más perfecta y más compleja
de todas es el alma humana porque es capaz de realizar el mayor
número de actividades y funciones, entre ellas, la vegetativa, la animal y la racional. No obstante, para vivir humanamente es
necesario proponérselo y esforzarse, ya
que aún siendo humanos uno puede elegir otros caminos de la vida: una vida desordenada volcada a los placeres, la vida irreflexiva e inconsciente.
Según
Aristóteles el alma humana tiene dos funciones: la racional y la irracional. La función racional que es aquella que es
exclusiva de los seres humanos. Esta función racional se despliega en dos
facultades: la facultad científica que es aquella que le permite al ser
humano llegar a alcanzar conocimientos y verdades necesarias, ya que el conocimiento científico sólo es posible sobre aquello que no puede ser de otra manera; y
la facultad calculadora o deliberativa con la que el alma puede llegar a conseguir
opiniones probables y razonables, sobre aquello que puede ser de muchas maneras, es decir, sobre lo probable o contingente. Otra función del alma es la irracional que es aquella que el hombre comparte con los animales que realiza las funciones vitales. Esta función irracional se despliega en dos dimensiones: la vegetativa que es la que realiza las funciones
vitales de los organismos tales como las plantas: nutrición, crecimiento y reproducción; y la deseante que es la función por la que se
crean los deseos y las pasiones.
Una
vez explicada el alma y sus funciones explicaremos las
virtudes éticas y los vicios. Las virtudes éticas son excelencias que resultan del control y dirección que la función deliberativa del alma racional realiza sobre la función apetitiva o deseante del alma
irracional, por tanto, se relacionan con las pasiones y los deseos
irracionales. Para que el alma alcance la excelencia en su
funcionamiento es necesario que su función apetitiva se deje gobernar
por la función racional deliberativa o calculadora. Las virtudes éticas exigen ejercitar bien la razón para regular
las tendencias irracionales del alma. Es por esta razón que Aristóteles establece como virtuoso el término medio entre los extremos, porque para encontrar el término medio es imprescindible ejercitar la función deliberativa o prudencia. Lo contrario de estas virtudes
son los vicios, que son hábitos o disposiciones de nuestro carácter que no están dirigidos por la función deliberativa o calculadora y nos predisponen a elegir el mal y lo perjudicial para nosotros
mismos. Para elegir los extremos del término medio, simplemente hay que dejarse llevar por las pasiones irracionales de la función deseante. Estos vicios ya sea por exceso o por defecto nos apartan de nuestro perfeccionamiento como
seres humanos ya que nos apartan de la racionalidad que nos distingue del resto de seres, y por consiguiente nos apartan de nuestro fin natural: la felicidad.
Ahora
que ya sabemos qué es el alma, conocemos sus funciones y las virtudes éticas
podemos empezar a hablar sobre nuestro tema de la redacción,
explicando así qué es el término medio. El término medio es la
regla de la razón a la que deben ajustarse las pasiones para estar
bien gobernadas. Toda virtud ética o excelencia del carácter, para
Aristóteles es el término medio entre los dos extremos de una
pasión o una acción, por el contrario, los vicios son los extremos
(exceso o defecto) de una pasión o acción. Mediante
la regla del término medio la razón pone orden en el desordenado
mundo de las pasiones del alma irracional y permite establecer el
equilibrio natural en el individuo. Al gobernar sus pasiones y sus
acciones según esta regla, el ser humano perfecciona su naturaleza
racional y se encamina a la buena vida, a la vida feliz, a la que está
naturalmente orientado, en definitiva, a su fin natural.
Según
Aristóteles el término medio es propio de cada uno y cada uno
modificará su término medio dependiendo de la situación en la que
se encuentre. En este sentido, Aristóteles define virtud de esta forma “un
hábito o disposición para elegir, que consiste en un término medio
relativo a nosotros, determinado por la razón y por aquella mediante
la cual decidiría el hombre prudente”. De esta definición hemos de tener en cuenta dos aspectos: por una parte, el término medio no se trata de un punto equidistante a dos
extremos, como el 4 lo es del 2 y del 6, sino de un termino medio flexible, relativo a cada uno y a cada
situación concreta, ese término podrá ser modificado. Por ejemplo, dice Aristóteles, para un gimnasta principiante comer un kilogramo de alimento puede ser un exceso, mientras que para
un gimnasta ya experimentado y de gran masa muscular es insuficiente. A ello hemos de añadir que cada persona ha de conocer su tendencia natural, si, por ejemplo, si por su manera de ser espontánea, uno es propenso a la avaricia, el término medio, la generosidad, estaría más inclinada hacia la prodigalidad o despilfarro, para contrapesar y equilibrar la balanza; por otra parte, puesto que el término medio se relaciona con lo que elegiría el hombre prudente, es imprescindible conocer los usos, costumbres de la sociedad y los modelos de virtud, y en qué punto esos modelos establecen la elección del término medio, para ser objeto de alabanza por sus conciudadanos. En este sentido, Aristóteles nos recuerda que el término medio de la valentía está más próximo de la temeridad que de la cobardía, haciendo referencia a la polis en la que él vivió.
Por
tanto, para calcular el término medio relativo a cada persona y en
cada situación hace falta la facultad calculadora o deliberativa del
alma racional. En este sentido la tarea de la inteligencia práctica es
discurrir bien para calcular con acierto el término medio. El
prudente es aquel que tras examinar bien cada situación y a sí mismo, acierta con
el término medio en las pasiones y acciones. Para aprender a ser
prudente se necesita mucha experiencia, madurez y buen conocimiento
de las propias limitaciones y capacidades, pues estas limitaciones y capacidades influyen y son importantes a la hora de determinar el término medio.
En
conclusión, para Aristóteles todos los seres dotados de vida tienen alma, pero distribuida en diferentes grados de complejidad y perfección. El alma más perfecta y más compleja de todas es el alma humana; el alma tiene dos funciones: la primera es la función racional, esta función racional se despliega en dos facultades: la facultad científica y la facultad calculadora con la que el alma puede llegar a conseguir opiniones probables y razonables de aquello que puede ser de muchas maneras; otra función del alma es la irracional que se despliega en dos dimensiones: la vegetativa, y la deseante que es la parte en la que se crean los deseos y las pasiones; para que el alma alcance la excelencia en su funcionamiento es necesario que su función apetitiva se deje gobernar por la función racional; el término medio es la regla de la razón a la que deben ajustarse las pasiones para estar bien gobernadas; mediante la regla del término medio la razón pone orden en el desordenado mundo de las pasiones del alma irracional y permite establecer el equilibrio natural en el individuo; este término medio es flexible y relativo a cada uno y a cada situación concreta. Finalmente, el prudente es aquel que tras examinar bien cada situación, su singularidad, y el modelo social alabado generalmente, acierta con el término medio en las pasiones y acciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario