miércoles, 19 de diciembre de 2018

La política de Aristóteles.


La política de Aristóteles
Para un desarrollo adecuado de la temática de la redacción creemos importante responder a las siguientes cuestiones: ¿qué entiende Aristóteles por política?, ¿qué relación tiene la Política con la Ética?, ¿qué importancia tiene la sociedad?, ¿cuál es el fin del Estado?, ¿qué formas de gobierno son viables?, ¿existe una forma de gobierno ideal?, ¿todos los ciudadanos son iguales? y ¿frente a qué tipo de filosofía reacciona Aristóteles? A continuación comenzaremos por explicar el tema de la redacción.
Aristóteles identifica a veces la Política con la ciencia general de la felicidad y, por tanto, incluiría a la Ética como una parte de ella. Reflexiona sobre las leyes, la organización política y las instituciones adecuadas para conseguir la felicidad colectiva. Más que el modelo de lo que debería ser una sociedad perfecta o justa, lo que le interesa a Aristóteles es determinar las características del espacio social en el que se ha de desarrollar la vida del hombre. También bosquejará tímidamente su sociedad ideal, pero al igual que en otros aspectos de su obra se sentirá más atraído por el análisis de la experiencia, en este caso, el de la experiencia de la vida colectiva o social del hombre.
Según Aristóteles, la ciencia de la felicidad tiene dos ramas: la Ética y la Política. La primera se encargaría de investigar el tipo de vida y la clase de bienes que conducen a la felicidad del individuo. La segunda, en cambio, se ocuparía de investigar cuál es la forma de organizar políticamente el Estado y qué leyes e instituciones son las más convenientes para la felicidad. Por tanto, para Aristóteles, la Política y la Ética persiguen el mismo fin: la felicidad. La diferencia es que la Ética reflexiona sobre la felicidad del individuo y la Política lo hace sobre la felicidad de la sociedad. De ahí que Aristóteles sostenga que la felicidad de muchos es un bien mayor que la felicidad de uno solo. Además, en la Ética a Nicómaco, Aristóteles insiste en la función moral y educadora de las leyes y de la política, y dice lo siguiente: “La política pone el mayor cuidado en dotar a los ciudadanos de cierto carácter y de hacerlos buenos y capaces de realizar acciones nobles.”
Respecto al origen y constitución de la sociedad Aristóteles mantendrá la teoría de la sociabilidad natural del hombre. Defiende el carácter natural de la sociabilidad humana, es decir, que los seres humanos somos sociales por naturaleza. De acuerdo con Aristóteles, los seres humanos solo podemos desarrollarnos como personas en convivencia con los demás, por lo que la sociedad no es ninguna creación artificial, sino que es parte de nuestra constitución humana más básica y elemental. Vivir con las demás personas forma parte de nuestra condición humana, porque los seres humanos no somos autosuficientes, sino que necesitamos integrarnos en la sociedad para sobrevivir. “Es pues manifiesto que la ciudad es por naturaleza anterior al individuo, pues si el individuo no puede de por sí bastarse a sí mismo, deberá estar con el todo político en la misma relación que las otras partes lo están con su respectivo todo. El que sea incapaz de entrar en esta participación común, o que, a causa de su propia suficiencia, no necesite de ella, no es más parte de la ciudad, sino que es una bestia o un dios.” Por todo esto, Aristóteles reflexiona sobre cuál es el fin de la sociedad.
Aristóteles, considera que el fin de la sociedad y del Estado es garantizar el bien supremo de los hombres, su vida moral e intelectual; la realización de la vida moral tiene lugar en la sociedad, por lo que el fin de la sociedad, y del Estado por consiguiente, ha de ser garantizarla. De ahí que considere injusto todo Estado que se olvide de este fin supremo y que vele más por sus propios intereses que por los de la sociedad en su conjunto. De ahí también la necesidad de que un Estado sea capaz de establecer leyes justas, es decir, leyes encaminadas a garantizar la consecución de su fin. Las relaciones que se establecen entre los individuos en una sociedad son, pues, relaciones naturales. Aristóteles estudia esas "leyes" de las relaciones entre los individuos tanto en la comunidad doméstica, la familia, como en el conjunto de la sociedad, deteniéndose también en el análisis de la actividad económica familiar, del comercio y del dinero. Aristóteles comenzará sus investigaciones sobre este tema estudiando las distintas formas de organización social que realmente existían en su tiempo. Para ello examinó en detalle las constituciones escritas que regulaban el funcionamiento de las distintas polis griegas.
Al comparar los distintos sistemas de gobierno, Aristóteles llegó a la conclusión de que todos ellos podían dividirse en dos grandes grupos. Algunas formas de organización social son justas, porque están orientadas a lograr el bien común de todos los ciudadanos. Sin embargo, también hay formas políticas injustas que únicamente pretenden obtener un bien particular para beneficiar a los que tienen el poder. A su vez, los sistemas políticos justos pueden clasificarse en tres modalidades, dependiendo del número de personas que controlen el poder. La monarquía, el gobierno del más noble con la aceptación del pueblo y el respeto de las leyes, para Aristóteles, es un régimen justo en el que el poder supremo es ejercido por una sola persona. La aristocracia también es un sistema justo de gobierno, pero en este caso el poder está controlado por un grupo de individuos, los mejores. Finalmente, la democracia es una forma de gobierno justa, que busca el bien común y en la que el poder está en manos del pueblo. Por su parte, los regímenes injustos también se pueden clasificar del mismo modo. Un régimen injusto controlado por una sola persona es una tiranía, donde uno se hace con el poder violentamente y gobierna sin respetar la justicia, por lo que se opone a la monarquía. La tiranía no busca el bien común, sino que solo aspira a beneficiar al tirano que tiene el poder. Cuando el gobierno está al servicio de un grupo de personas, los más ricos, el régimen se denomina oligarquía, el cual se opone a la aristocracia. Finalmente, la demagogia, que se opone a la democracia, es un gobierno injusto en el que la mayoría ejerce el poder para beneficiarse a sí misma, sin preocuparse del bienestar del resto de la población. Debido a esto, Aristóteles no creía que pudiera determinarse una forma ideal de gobierno que tuviera validez general.
El análisis que había llevado a cabo le hizo ver que hay grandes diferencias entre unos Estados y otros. Para saber cuál es la mejor forma de gobierno en cada caso, habría que estudiar las particularidades del territorio, la economía y la sociedad. Por eso hay ciudades en las que el mejor sistema de gobierno es la monarquía, otras en las que lo ideal es que gobierne la aristocracia y otras en las que una democracia es la opción más adecuada. Sin embargo, conviene recordar que, para Aristóteles, una forma de gobierno solo es justa y legítima cuando busca el bien común, por encima del bien particular de los que gobiernan. No obstante, Aristóteles reconoce que, si hubiera que diseñar una forma política preferible a las demás, lo ideal sería que tuviera un tamaño medio, ni demasiado grande ni demasiado pequeña. Si el territorio del Estado es demasiado grande, los ciudadanos no se conocen entre sí y eso hace que resulte muy complicado administrarlo y gobernarlo adecuadamente. Si, por el contrario, el tamaño es demasiado pequeño, el Estado no será autárquico, es decir, no podrá abastecerse a sí mismo. Así pues, lo ideal es que el Estado tenga un tamaño intermedio, similar al de una polis griega. Además, lo mejor sería establecer un gobierno moderado que tratase de evitar los excesos. Por eso, lo más aconsejable es que el poder esté en manos de la clase media, que es más justa y equilibrada. Aristóteles pensaba que, cuando los ricos tienen el poder, se corre el riesgo de que lo empleen para enriquecerse aún más. Del mismo modo, si son los pobres los que gobiernan, probablemente se aprovechen de la situación para salir de la pobreza despojando a los demás de sus bienes. Sin embargo, la clase media no es ni muy rica ni muy pobre, por lo que es de esperar que huya de las actividades extremas y gobierne de forma justa y moderada. A la hora de exponer el pensamiento político de Aristóteles, conviene recordar que para él no todas las personas somos iguales.
Aristóteles creía que algunos seres humanos son, por naturaleza, superiores en racionalidad respecto de otros que no dan muestra de tenerla suficientemente para tomar decisiones correctas, por lo que unos deben mandar y otros obedecer. Para Aristóteles, la esclavitud es una realidad natural que se deriva de este hecho. Hay quienes son amos por naturaleza, al igual que otros son naturalmente esclavos o incapaces de gobernarse racionalmente a sí mismos . Del mismo modo, Aristóteles creía que los hombres son naturalmente superiores a las mujeres, lo cual justifica que el varón domine sobre la mujer. “La hembra es hembra en virtud de cierta carencia de cualidades”. En este sentido la filosofía de Aristóteles es una reacción frente a otro tipo de filosofías, como la de Platón.
Platón considera que para que un sistema político sea justo es necesario que decidan quienes realmente saben lo que es adecuado y bueno para todos. Por tanto, el poder no debe estar en manos del pueblo, sino de los sabios que verdaderamente conocen lo que conviene hacer. , sin tomar en consideración las situaciones y características específicas de cada pueblo. Platón llegó a la conclusión de que la democracia era un sistema equivocado e injusto cuando el régimen democrático de Atenas sentenció a Sócrates a morir envenenado. Su condena es la prueba de que la mayoría no siempre adopta las decisiones correctas. Platón creía que una sociedad bien ordenada es aquella en la que reina la justicia y sus gobernantes piensan en el bien común. Esto solo será posible cuando cada persona se dedique a aquello que mejor hace, sin interferir en las actividades para las que no esté bien dotada. Así, en una sociedad ideal, quienes tienen un alma apetitiva se ocuparán de cuestiones materiales, que son las que más les interesan y formarán la clase de los artesano; mientras que los que tienen un alma irascible deberían ocuparse de defender a la sociedad de sus enemigos y constituirán la clase de los gobernantes. El gobierno de la ciudad estará reservado a aquellos en los que prevalezca el alma racional, los únicos capacitados para comprender en qué consiste el Bien y la Justicia, Ideas universales y objetivas que deben inspirar las decisiones de los gobernantes. Por eso, quienes son capaces de captarlas conocen la auténtica verdad y pueden basarse en ella para gobernar con justicia, formarán la clase de los filósofos governantes. Por lo tanto, el mando político debe confiarse a los filósofos, que son los únicos capacitados para conocer lo que realmente conviene a toda la sociedad, es por ello que el modelo de gobierno perfecto para Platón podría llamarse sofocaracia. En la propuesta política de Platón hay un elemento que se opone a lo que entonces pensaban Aristóteles y, en general, todas las personas de su época. Platón afirmaba que los hombres y las mujeres tienen las mismas capacidades y que, por lo tanto, ambos pueden dedicarse a la filosofía y al gobierno por igual, siempre y cuando tengan un alma racional.
En conclusión, Aristóteles considera que la política trata de la felicidad del conjunto de la sociedad; Aristóteles estaba convencido de que el ser humano es social por naturaleza, ya que vivir con las demás personas forma parte de nuestra condición humana, además, Aristóteles clasifica los sistemas políticos en función de si están orientados a lograr el bien común de todos los ciudadanos o si pretenden obtener un bien particular para beneficiar a los que tienen el poder. Es por esto que, según Aristóteles, no existe un sistema político ideal, cualquier régimen puede ser justo si atiende al bien común aún cuando afirmaba que algunos seres humanos están destinados por naturaleza a mandar, mientras que otros deben obedecer; Aristóteles discrepó del planteamiento político de Platón ya que éste defendió la monarquía de los filósofos como mejor forma de gobierno en todos los caso, mientras que Aristóteles a la hora de proponer la mejor forma de gobierno tenía en cuenta las situaciones y características de los gobernados. No obstante, Aristóteles rechazó la equiparación entre hombres y mujeres realizada por Platón.

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