Autores:
Lucía Escobar, David Fuentes, Lucía Berná, Ángel Fernández, Álex
Núñez y Juan Belda. 2ºBAC A
Coordinadora:
Lucía Escobar
¿Sería
la posición de Aristóteles favorable a la eutanasia?
Al
hablar de eutanasia, nos referimos a todo acto u omisión que
ocasiona la muerte inmediata de una persona con el fin de evitarle
sufrimientos insoportables o de evitar la prolongación artificial de
su vida. La voluntad del paciente ocupa un lugar fundamental en el
proceso. Por ejemplo, en Bélgica, se requiere una solicitud escrita
y firmada por el paciente o una persona autorizada por él mismo.
Existen dos tipos de eutanasia, la activa, acciones que producen la
muerte, la cual no se hubiera dado sin éstas, y la pasiva, se
refiere a la supresión o no aplicación de medidas que mantienen o
pueden mantener a una persona con vida. La problemática de este tema
reside en la naturaleza radical y definitiva de la "solución"
(la muerte) que se ofrece ante situaciones igualmente extremas
(enfermedades terminales o degenerativas y muy penosas). Desde el
punto de vista Aristotélico, estamos convencidas de que sería
favorable a la eutanasia atendiendo a las siguientes razones.
El
fin supremo para el ser humano es la felicidad, como para una semilla
dar una planta. Ésta consiste en el uso práctico de la razón, es
decir, pensar. No obstante, para alcanzarla también necesitamos de
un mínimo de bienes exteriores, como evitar el dolor. Pues ahora
bien, si la eutanasia evita al paciente el dolor y sufrimiento que
conlleva una enfermedad terminal, le acerca a la felicidad, y si
además utiliza la razón para tomar la decisión de tener una muerte
apacible, le acerca aún más a su fin supremo. Por lo que,
atendiendo a que la eutanasia nos acerca a la felicidad, Aristóteles
no estaría en contra.
Especialmente
significativo para Aristóteles sería aquellos casos en los que los
pacientes sufren un estado vegetativo, o tan afectados por el dolor y
el sufrimiento que anula prácticamente en su totalidad su capacidad
racional. No hemos de olvidar que la racionalidad es lo que distingue
al hombre del animal y de los vegetales, si el hombre fuese privado
de esta condición racional por enfermedad irreversible, o la dejase
muy limitada, perdería la condición humana en el primer caso, y no
habría objeción para que desde su limitadísima raconalidad, en el
segundo caso, tomase la elección racional de dejar de llevar una
vida, más vegetal o animal, que racional.
En
conclusión, Aristóteles se sitúa a favor de la eutanasia siempre y
cuando sea una acción que nos acerque a la felicidad, es decir, al
uso de la razón.