sábado, 19 de octubre de 2019

Vida y contexto histórico y filosófico.




Aristóteles, vida y contexto histórico y filosófico.


Vida

(384 a. de C. en Estagira, Macedonia, actual Stavró. Calcidia 322 a. de C. )

¿Qué hecho de la vida de Aristóteles le pudo llevar a cultivar la teleología o ciencia de los fines?, ¿Qué filosofía aprendió Aristóteles de Platón y por qué se distanció de ella?, ¿Por qué y cómo Aristóteles evitó el riesgo de ser asesinado como lo había sido Sócrates?, ¿por qué los discípulos de Aristóteles eran conocidos como peripatéticos? Estas interesantes cuestiones encuentran una respuesta en los hechos vividos por Aristóteles a lo largo de 62 años. ¿Qué nos puede enseñar a nosotros la vida de Aristóteles?


Probablemente la mayor pasión de Aristóteles fue la biología, el estudio y análisis de los seres vivos y sus propiedades. Es muy probable que esta afición por la biología le fuese inculcada por su padre, Nicómaco, que había sido médico y amigo de Amintas II, rey de Macedonia. En este sentido Galeno, nos dice que las familias de Asclepiadas (es decir, de médicos) hacían aprender a sus hijos la disección y es posible que Aristóteles tuviese alguna práctica en esta materia. La observación de los seres vivos y sus peculiaridades va a llevar a Aristóteles a desarrollar plenamente la teleología, (ciencia de los fines), es decir, esa ciencia que estudia las cosas, los seres, los entes, y en definitiva, la realidad, en función de los fines que han de lograr. Esto es algo que se observa especialmente en los seres vivos. Así, la finalidad de la bellota es germinar, crecer, desarrollarse y convertirse en una magnífica encina que produzca bellotas; la finalidad de un caballo es crecer, hacerse veloz y fuerte, y esa fortaleza puede ser útil en la batalla; la finalidad del ser humano es desarrollarse y llevar a plenitud sus potencialidades naturales en una vida feliz. Pero precisamente esta ciencia Aristóteles no la estudió en la Academia de Platón donde ingresó con 18 años aproximadamente.

En efecto, Aristóteles se desplazó de Estagira a Atenas para recibir una educación selecta en la Academia de Platón, en la que permaneció casi 20 años. La filosofía de Platón ejerció una influencia decisiva sobre Aristóteles. La filosofía platónica se caracteriza por considerar que el ser o la realidad última son ideas. Las ideas, para Platón, son entidades inmutables, (que no cambian), inengendradas, (que no nacen), imperecederas, (que no mueren), y por tanto eternas, son paradigmáticas o modélicas, universales, y constituyen el auténtico ser de las cosas. Estas ideas no se pueden conocer por los sentidos sino sólo por la inteligencia, su conocimiento es el más perfecto que se puede adquirir. Entre todas las ideas Platón destaca la idea de Bien a la que sólo llega el filósofo, por eso, al conocerla, puede enseñar lo que es bueno para la sociedad y para cada individuo. En el polo opuesto a las ideas están las cosas que vemos por los sentidos, éstas cambian, nacen, mueren y son copias, e imitaciones de las ideas, son singulares y son una apariencia de la realidad, se conocen por los sentidos que sólo nos proporciona un conocimiento imperfecto, propio del ignorante. Aristóteles compartió esta filosofía mientras permaneció en la Academia de Platón, pero poco a poco fue marcando diferencias importantes con Platón, principalmente porque Aristóteles consideró que Platón multiplicó los problemas en vez de simplificarlos y los multiplicó al crear dos mundos distintos, el de las ideas o inteligible, y el de las cosas o sensible. Aristóteles considerará que sólo hay un mundo sensible y experimentable del que podemos abstraer las ideas, sin ese mundo sensible y empírico no podremos adquirir las ideas que Platón colocaba en un mundo opuesto al sensible. Estas diferencias le llevaron a Aristóteles a abandonar la Academia de Platón.

Aproximadamente en el año 348a. De C. , la dirección de la Academia pasó a un discípulo de Platón llamado Espeusipo, que pretendía transformar la filosofía platónica en matemáticas, algo con lo que Aristóteles no estaba de acuerdo. Esto llevó a Aristóteles y otros discípulos de Platón a abandonar la Academia. Ya en el año 343 a. de C. aproximadamente Aristóteles fue invitado por Filipo, rey de Macedonia para hacerse cargo de la educación de su hijo, Alejandro, futuro emperador del mundo helénico. Durante este período Aristóteles se sirve de los clásicos griegos como Homero y los trágicos para educar a Alejandro y dedica, durante este tiempo, especial atención a los temas políticos. Esta relación de Aristóteles con Filipo y Alejandro le traerá problemas a la larga. Estos problemas vendrán porque la democracia ateniense se consideraba la mejor forma de gobierno para las ciudades-estado. Atenas, entonces, era una ciudad-estado, esto permitía que los que eran ciudadanos podían tomar parte de la asamblea y decidir respecto de las leyes de la ciudad y los asuntos importantes. Esta característica facilitó la llegada de los filósofos sofistas a Atenas. Asimismo este protagonismo activo en la vida pública de los ciudadanos era muy importante para un desarrollo en plenitud del ser humano que por naturaleza es un ser social. Pero, más tarde, con la llegada al poder de Alejandro, sobre el 335 A. de C. Aristóteles vuelve a Atenas y funda su propia escuela, el Liceo. No obstante, Alejandro comienza una política expansionista desde Macedonia que le llevará a suprimir las ciudades-estado para crear el imperio helénico. Este imperialismo macedónico de Alejandro irritó mucho a los atenienses porque perdieron el protagonismo que tenían en la vida pública. Esto llevó a los atenienses a desarrollar sentimientos en contra de Alejandro y su política imperialista. Especialmente a la muerte del mismo Alejandro, en el año 323, como Aristóteles había sido preceptor de Alejandro, el mismo Aristóteles fue objeto de animadversiones. Probablemente Aristóteles llegó a temer incluso que su vida pudiese asemejarse a la de Sócrates que murió asesionado. Esto le llevó a abandonar Atenas y refugiarse en Calcidia, una fortaleza protegida por Macedonia. Aristóteles murió aquí en el año 322. Pero no hemos de olvidar que 13 años antes de morir Aristóteles había fundado su propia escuela en Atenas, el Liceo.

Fuera de la ciudad de Atenas, al nordeste, probablemente entre el monte Lycabettus y el Ilissus, se extendía un bosque consagrado a Apolo Lycius y a las Musas, que había sido lugar favorito de Sócrates. Allí Aristóteles arrendó algunas casas -como extranjero no podía comprarlas- y fundó su escuela. Todas las mañana iba y venía paseándose con sus alumnos, en las galerías o entre los árboles, y discutía con ellos las cuestiones más profundas de la filosofía (Este hecho de enseñar filosofía y filosofar paseando llevó a sus discípulos a ganarse el epíteto de peripatéticos que traducido serían los que caminan dando vueltas). De hecho los numerosos libros que nos han llegado de Arisóteles es muy probable que sean apuntes que tomaron sus discípulos de las clases de Aristóteles, o apuntes del mismo Aristóteles para preparar sus clases en el Liceo.

La vida de Aristóteles nos muestra como la misma familia puede ser ocasión para sensibilizarnos con algún ámbito del conocimiento ya sea por tener familiares en ese ámbito o por haber sentido la necesidad de tener esos conocimientos y no disponer de ellos, ¿qué es lo más positivo de mi familia?; también nos muestra la vida de Aristóteles la necesidad de maestros y referentes que guíen nuestros pasos durante nuestra juventud, para Aristóteles fue Platón, pero ¿quién queremos que lo sea para nosotros?; del mismo modo que Aristóteles fue preceptor de Alejandro está claro que nosotros en el futuro ejerceremos una profesión ¿qué riesgos y ventajas tendrá esa profesión no lo sabemos ahora? pero, debemos saber evitar esos peligros como lo hizo Aristóteles y aprovechar las ventajas. Igual que Aristóteles al final de su vida y después de tanto esfuerzo e investigación tuvo algo que enseñar, ¿seremos capaces de elaborar nuestra propia visión de la vida para compartir nuestra experiencia con otras generaciones? La filosofía nos debe ayudar a hacerlo.


Contexto histórico y filosófico de Aristóteles


Aristóteles recopiló todo el saber filosófico que le precedió, pero no sólo recopiló la filosofía anterior, sino que también elaboró su propio pensamiento. En este sentido es conveniente responder a las siguientes cuestiones. A la hora de configurar y crear su propio pensamiento ¿en qué se asemeja y se distancia Aristóteles de los presocráticos, de Sócrates, Platón y de los sofistas? Siguiendo el ejemplo de Aristóteles ¿de qué doctrinas y fenómenos hemos de distanciarnos nosotros hoy para pensar por nosotros mismos como en su día lo hizo Aristóteles? ¿Qué podemos tomar del pensamiento de Aristóteles y otros filósofos para enfrentarnos a los desafíos que tenemos hoy en día?

De los filósofos anteriores a Sócrates, o presocráticos, también conocidos como los físicos por considerar que todo lo existente encontraba su explicación en un principio o arkhé del que brotaba todo, al que retornaba todo, y en el que se sostenía todo de acuerdo a unas leyes fijas, de estos filósofos Aristóteles tomará la importancia de la naturaleza como fuente de la que se origina todo a partir de unas leyes eternas. En efecto, lo bueno para los filósofos presocráticos viene determinado por ajustarse a las leyes naturales ya que todos formamos parte del cosmos o naturaleza. Aristóteles considera que el universo es una gran cosa o sustancia que está constituida por cosas o sustancias específicas, y la especificidad de la sustancia o cosa humana es disponer de racionalidad para conocer cómo se relacionan y están organizadas las demás cosas o sustancias en la sustancia suprema. En este sentido hemos de recordar que Aristóteles afirmará que la virtud no se produce ni por naturaleza, ni contra la naturaleza, sino por tener el ser humano cierta aptitud natural que ha de desarrollar de acuerdo a su condición de ser racional. Es decir, en la medida en que el hombre tiene por naturaleza la capacidad de pensar, que le distingue de los demás seres, toda decisión y acción ha de venir determinada por esta capacidad. En este sentido la virtud moral o el término medio al no ser nunca el mismo ya que depende del quién, del dónde, del cuando, del para qué, exige siempre la actividad del pensamiento para determinarlo con exactitud. Que la virtud debía determinarse por la racionalidad también lo pensaba Sócrates, pero con una diferencia muy profunda respecto a Aristóteles.

En efecto, Sócrates defendía el intelectualismo moral, una doctrina que afirmaba que el conocimiento racional del bien era condición necesaria y suficiente para practicar o hacer cosas buenas. Es decir, quien conoce el bien o la virtud necesariamente lo realizará y será virtuoso. Por ejemplo, si un zapatero conoce qué es y cómo es el zapato perfecto, entonces necesariamente producirá zapatos buenos. Alguien podría objetar que podría hacerlos mal para vender más y ganar más, pero en ese caso no sería un buen zapatero, sería un zapatero egoísta, no un buen profesional. Aristóteles refuta esta doctrina argumentando que conocer lo bueno es una condición, pero no por conocerlo necesariamente lo practicamos. Por ejemplo, cualquier fumador sabe que fumar es malo para la salud, pero esa sabiduría no le da toda la fuerza que necesita para dejar de fumar todos los cigarrillos que fuma cada día, ya que para dejar de fumar necesita realizar actos singulares y concretos de renuncia, por ejemplo, necesita renunciar varias veces al cigarro concreto de después de desayunar, y convertir esos actos de renuncia en hábitos; por ejemplo, necesita renunciar al cigarro concreto de después de comer, y convertir esos actos de renuncia en hábitos; necesita renunciar al cigarro singular de después de cenar y convertir esos actos de renuncia en hábitos, etc., etc. por lo que la virtud no está en el conocimiento sino en una cierta disposición para actuar según determinados hábitos. Pero Aristóteles no sólo pensaba diferente de Sócrates, también lo hacía respecto a Platón, discípulo de Sócrates.

Como ya dijimos al hablar de la vida de Aristóteles no sólo rechazó la separación que Platón hacía de las ideas y de las cosas, y el intelectualismo moral que defendían Sócrates y Platón, sino que también rechazó la teoría del placer que proponía Platón. Platón consideraba que el placer era una gratificación corporal, pero el cuerpo para Platón, además de la cárcel del alma, también era principio de ignorancia, por lo que, para adquirir verdadero conocimiento, era necesario privar al cuerpo de placer con una vida ascética para que el alma pudiese desarrollarse adecuadamente sin obstáculos corporales y conocer en profundidad las ideas. Para Aristóteles el placer y dolor lo compartimos con los animales y lo mamamos desde niños, pero ha de ser objeto del arte y la virtud, por tanto, el placer del virtuoso no es equivalente al placer que compartiríamos con los animales ni el que nos seduce como niños, sino que el placer y dolor del virtuoso es el resultado de una manera de conducirse de acuerdo a la elección del término medio desde la racionalidad práctica que nos mostrará cómo, cuándo, dónde, con quién y en qué medida nos hemos de apenar y alegrar. Esta diferencia con Platón no nos puede llevar a pensar que Aristóteles pensara de forma próxima a los enemigos de Platón y Sócrates, los sofistas. Aristóteles también se distanció de estos enemigos de Platón y Sócrates conocidos como sofistas.

Los sofistas eran conocidos como unos mercenarios de la educación en la Atenas regida por la democracia. Estos filósofos enseñaban a hablar en público a ciudadanos que habían adquirido esta condición principalmente por haberse alistado en el ejército y defender a Atenas de agresiones externas. El recibir dinero por enseñar estaba mal visto en este momento. Pero para participar en la asamblea o órgano que tenía el poder legislativo necesitaban saber hablar en público para defender sus intereses. Eso era lo que hacían los sofistas, enseñarles retórica, oratoria y eurística a estos ciudadanos para saber convencer en la asamblea de que sus intereses eran buenos. Precisamente esta doctrina sofista de que el bien y la virtud es subjetivo y relativo a cada uno y a cada sociedad era contraria a la posición de Aristóteles. En efecto, Aristóteles afirmaba que, de hecho, hay ciudadanos considerados por todos como ciudadanos virtuosos, ese hecho es una prueba de que la virtud no depende de cada uno ni es subjetiva. Por lo que, es necesario conocer cómo se comportan estos ciudadanos para saber lo que es la virtud objetivamente. Respecto a que el bien y el mal son relativos a cada sociedad, Aristóteles estaba convencido de que Atenas y los pueblos helénicos encarnaban la virtud y la excelencia respecto a los extranjeros a los que llamaba bárbaros. Y esto lo hacía en base al alto cultivo de la ciencia y racionalidad que se daba en los pueblos griegos frente a los extranjeros, pues para Aristóteles la racionalidad era la cualidad específica de los seres humanos frente a los animales, cualidad que en Atenas se cultivaba más que en los pueblos bárbaros. No obstante la situación de Aristóteles no es muy distinta de la nuestra si en la actualidad queremos buscar y elaborar nuestra propia doctrina.


En la actualidad, por un lado, tenemos unos lobbies que promocionan el consumo. Lobbies que parecen regirse por la doctrina sofista de tal forma que cada grupo empresarial intenta ofrecernos una visión de su producto como un servicio imprescindible para vivir bien. Así terminamos por autoengarños creyendo que el móvil de última generación es imprescindible, también el Ipad, el ordenador, tener muchos seguidores en las redes sociales, vestir a la última moda, tener el coche de moda, la moto, la bicicleta etc., pero, hasta qué punto estos productos sean buenos para nosotros, eso es una cuestión que necesitaría mucha reflexión, reflexión que los mismos lobbies tratan de que no hagamos, incluso pese a la amenaza del cambio climático. Vivimos en la prisa para no pensar y no pensar beneficia a unos pocos. Además, vivimos en un mundo globalizado en el que no existe el cosmopolita virtuoso sino que la globalización parece una estrategia sofista para que los lobbies económicos puedan deslocalizar sus empresas buscando un mayor beneficio, y aprovechando el vacío de poder de una autoridad mundial que exija el cumplimiento de los derechos humanos en todas partes. Por otra parte vemos en la política justo el ejemplo contrario de lo que propone Aristóteles, ya que vemos que va a la política no el ciudadano que todos consideramos virtuoso, sino el que es voluble para corromperse y pertenecer a partidos corruptos; incluso observamos que se realizan prácticas totalmente contrarias al intelectualismo moral de Sócrates y Platón, todos conocemos políticos que aprovecharon su puesto político para obtener másters y títulos universitarios; por lo que se refiere al placer, ni seguimos a Platón que lo rechazaba totalmente, ni a Aristóteles que consideraba necesario educarlo, ya que muchas personas caen en la adicción a las las drogas, al móvil, el alochol, a la comida rápida, productos azucarados... Tener el valor de pensar por un@ mism@ es algo que exige mucho esfuerzo, aunque al final nos proporcione auténtico placer. Debemos esforzarnos por este objetivo.


Contexto histórico y filosófico de Aristóteles y vida.




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jueves, 19 de septiembre de 2019

RÚBRICA. EXPOSICIÓN ANÁLISIS DE TEXTO. CURSO 2019-2020


RÚBRICA. EXPOSICIÓN ANÁLISIS DE TEXTO. CURSO 2019-2020

Nombre………………………………………………………………………Fecha………Curso……
Autor……………………...Texto……………………………………………………………………………………



No lo hace
Lo intenta pero no lo consigue
Logra lo básico
Lo domina
Es brillante
Presentación ponente










Problema que trata de resolver










Organización del discurso










Identificación de los términos Técnicos










Significado de los térm. en Texto.










Cita texto indicando líneas o textualmente










Significado ampliado en la Filosofía










Significado comparado con otros filóso










Ideas clave organizadas










Cita el texto










Explicación de las ideas










Argumentos










Identificación del tipo de texto










Problema actual










Síntesis conclusiva










Entrega documento de trabajo.











Turno de preguntas y aclaraciones, participan: ……………………………………………………………………….
………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………
Pregunta de verificación: ………………………………………………………………………………………………
Observaciones de la clase……………………………………………………………………………………………….
……………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………

Observaciones asesor……………………………………………………………………………………………….
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NOTA

martes, 17 de septiembre de 2019

Ética Nicómaco, L. II Cap. VIII y IX

  1. Oposición de virtudes y vicios
Así pues, tres son las disposiciones, y de ellas, dos vicios —uno por exceso y otro por defecto— y una virtud, la del término medio; y todas, se oponen entre sí de cierta manera; pues las extremas son contrarias a la intermedia y entre sí, y la intermedia es contraria a las extremas. Pues, así como lo igual es mayor en relación con lo menor y menor con respecto a lo mayor, así, también, en las pasiones y en las acciones, los modos de ser intermedios son excesivos por lo que respecta a los deficientes, y deficientes, en cuanto a los excesivos. Por esta razón, el valiente parece temerario, comparado con el cobarde, y cobarde, comparado con el temerario; igualmente, el moderado parece intemperante, en comparación con el insensible, e insensible, en comparación con el intemperante; y el liberal parece pródigo, si se le compara con el tacaño, y tacaño, si se le compara con el pródigo. De ahí que los extremos rechazan al medio, cada uno hacia el otro extremo, y el cobarde llama temerario al valiente, y el temerario cobarde, y análogamente en los demás casos.

Puesto que hay una disposición mutua entre estos tres modos de ser, la oposición entre los extremos es mayor que respecto del medio, pues están más lejos entre sí que del medio, por ejemplo, lo grande dista más de lo pequeño y lo pequeño de lo grande, que ambos de lo igual. Además, en algunos casos uno de los extremos parece ser semejante al medio, como la temeridad a la valentía, y la prodigalidad a la liberalidad, pero, en cambio, entre los extremos se da la máxima desemejanza; pero, como, los contrarios se definen como las cosas que más distan entre sí, así los que más distan son más contrarios.

En algunos casos, al medio se opone más el defecto, y en otros el exceso; por ejemplo, a la valentía no se opone la temeridad, que es el exceso, sino la cobardía, que es el defecto; y a la moderación no se opone la insensibilidad, que es la deficiencia, sino la intemperancia, que es el exceso. Esto sucede por dos causas: una procede de la cosa misma, pues por estar más cerca y ser más semejante al medio uno de los extremos, no es éste sino el otro contrario el que preferimos oponer al medio; así, como la temeridad parece ser más semejante y más próxima a la valentía, pero más distante la cobardía, preferimos contraponerle ésta; pues lo más alejado del medio parece ser más contrario. Ésta es, pues, la causa que procede de la cosa misma, y la otra surge de nosotros mismos, pues aquello a que, en cierto modo, estamos más inclinados por naturaleza parece más contrario al medio; así somos atraídos naturalmente más hacia los placeres, y por eso con más facilidad nos dejamos llevar por el desenfreno que por la austeridad. Es por ello por lo que llamamos más contrarias a las disposiciones a las que cedemos más fácilmente, y por lo que el desenfreno, que es exceso, es más contrario a la moderación.

  1.  Reglas prácticas para alcanzar el término medio
Hemos tratado ya suficientemente que la virtud es un término medio, en qué sentido, y que es término medio entre dos vicios, uno por exceso y otro por defecto, y que es tal virtud por apuntar al término medio en las pasiones y en las acciones.

Por todo ello, es tarea difícil ser bueno, pues en todas las cosas es trabajoso hallar el medio; por ejemplo: hallar el centro del círculo no es factible para todos, sino para el que sabe; así también el irritarse, dar dinero y gastarlo está al alcance de cualquiera y es fácil; pero darlo a quien debe darse y en la cantidad y en el momento oportuno y por la razón y en la manera debidas, ya no todo el mundo puede hacerlo y no es fácil; por eso, el bien es raro, laudable y hermoso. De acuerdo con esto, el que apunta al término medio debe, ante todo, apartarse de lo más opuesto, como aconseja Calipso:

Mantén alejada la nave de este oleaje y de esta espuma.

pues de los dos extremos, el uno es más erróneo y el otro menos. Y puesto que es difícil alcanzar exactamente el medio, debemos tomar el mal menor en la segunda navegación, como se dice, y esto será posible, sobre todo, de la manera que decimos.


Debemos, por otra parte, tomar en consideración aquellas cosas hacia las que somos más inclinados (pues unos lo somos por naturaleza hacia unas y otros hacia otras). Esto lo conocemos por el placer y el dolor que sentimos, y entonces debemos tirar de nosotros mismos en sentido contrario, pues apartándonos lejos del error llegaremos al término medio, como hacen los que quieren enderezar las vigas torcidas. En toda ocasión, hay que guardarse principalmente de lo agradable y del placer, porque no lo juzgamos con imparcialidad. Así, respecto del placer, debemos sentir lo que sintieron los ancianos del pueblo a la vista de Helena, y repetir sus palabras en todos los casos; pues si nos alejamos de él erraremos menos. Para decirlo en una palabra, si hacemos esto, podremos alcanzar mejor el término medio.

Esto, sin duda, esCuestiones: difícil, y especialmente en los casos particulares, pues no es fácil especificar cómo, con quiénes, por qué motivos y por cuánto tiempo debe uno irritarse; pues nosotros mismos unas veces alabamos a los que se quedan cortos y decimos que son apacibles, y otras a los que se irritan y les llamamos viriles. Sin embargo, no es censurado el que se desvía del bien un poco, tanto por exceso como por defecto, pero sí lo es el que se desvía mucho, pues no pasa desapercibido. Ahora, no es fácil determinar mediante la razón los límites y en qué medida sea censurable, porque no lo es para ningún objeto sensible. Tales cosas son individuales y el criterio reside en la percepción. Así pues, está claro que el modo de ser intermedio es en todas las cosas laudable, pero debemos inclinarnos unas veces hacia el exceso y otras hacia el defecto, ya que así alcanzaremos más fácilmente el término medio y el bien.

Cuestiones cap VIII:
Cuestiones:

  1. ¿Se trata de un texto expositivo o argumentativo?
  2. ¿Qué relación guardan los términos, medio, extremo por defecto y extremo por exageración? ¿De oposición, de contrariedad, de igualdad? Razona la respuesta.
  3. ¿Qué oposición es más extrema?
  4. ¿Por qué dos causas el medio en unas ocasiones está más próximo al defecto y en otras al exceso? Razona la respuesta.
  5. ¿Se trata de un texto expositivo o argumentativo?
  6. Sintetiza las ideas principales del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva del texto.
  7. Explica el significado de los términos oposición, contrarios, valentía y moderación según el texto y teniendo en cuenta la filosofía del autor.   
Oposición de virtudes y viciosCuestiones cap. IX




  1. ¿Por qué razón ser bueno es tarea difícil?
  2. ¿Por qué el bien es laudable?
  3. ¿A qué se refiere el texto cuando dice que debemos tirar de nosotros mismos en sentido contrario?
  4. ¿Por qué el término medio es difícil, especialmente en los casos particulares?
  5. Sintetiza las ideas principales del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva del texto?
  6. Explica el significado de los términos placer, término medio, y casos particulares según el texto y teniendo en cuenta la filosofía del autor.   

Ética Nicómaco LII, Cap. VII. Ejemplos de virtudes como término medio entre un exceso y un defecto

7. Ejemplos de virtudes como término medio entre un exceso y un defecto

Pero nosotros debemos no sólo decirlo en general, sino también aplicarlo a los casos particulares. En efecto, cuando se trata de acciones, los principios universales tienen una aplicación más amplia, pero los particulares son más verdaderos, porque las acciones se refieren a lo particular y es con esto con lo que hay que estar de acuerdo.

Consideremos, pues, estos ejemplos particulares de nuestra clasificación: en relación con el miedo y con la audacia, el valor es el término medio; de los que se exceden, el que lo es por carencia de temor no tiene nombre (muchas virtudes y vicios no tienen nombre); pero el que se excede en audacia es temerario, y el que se excede en el miedo y le falta coraje, cobarde. En el dominio de los placeres y dolores —no de todos, y en menor grado por lo que respecta a los dolores—, el término medio es la moderación, y el exceso, la intemperancia. Personas deficientes respecto de los placeres difícilmente existen; por eso, tales personas ni siquiera tienen nombre, pero llamémoslas insensibles.

En relación con el dar y recibir dinero, el término medio es la liberalidad, el exceso y el defecto son, respectivamente, la prodigalidad y la tacañería. En estos dos vicios, el exceso y el defecto se presentan de manera contraria: el pródigo se excede en gastarlo, y se queda atrás en adquirirlo; el tacaño se excede en la adquisición, y es parco en el desprendimiento. De momento hablamos esquemática y sumariamente, lo cual basta para nuestro propósito; luego serán definidos con más precisión.

Respecto del dinero hay también otras disposiciones: un término medio, la esplendidez (pues el nombre espléndido difiere del liberal: el primero maneja grandes sumas, el segundo pequeñas); un exceso, la extravagancia y la vulgaridad, y un defecto, la mezquindad. Estas disposiciones difieren de las que se refieren a la liberalidad; de qué manera difieren, se dirá más adelante

En relación con el honor y con el deshonor, el término medio es la magnanimidad; al exceso se le llama vanidad, y al defecto pusilanimidad. Y, así como dijimos que la liberalidad guarda relación con la esplendidez, de la que se distinguía por referirse a cantidades pequeñas, así también se relaciona con la magnanimidad, ya que ésta se refiere a grandes honores, mientras que aquélla se refiere a los pequeños; es posible, en efecto, desear honor como es debido, más de los debido o menos, y el que se excede en sus deseos es llamado ambicioso, el que se queda corto, hombre sin ambición, y el medio carece de nombre; sus disposiciones tampoco tienen nombre, excepto la del ambicioso, que se llama ambición. Es por eso por lo que los extremos pretenden obtener el término intermedio, y nosotros, también, unas veces llamamos al intermedio ambicioso y, otras veces, hombre sin ambición, y unas veces elogiamos al ambicioso y, otras, al hombre sin ambición. La razón de por qué hacemos esto se dirá más adelante; ahora hablemos de las restantes disposiciones de la manera ya propuesta.

Respecto de la ira existe también un exceso, un defecto y un término medio; estas disposiciones no tienen prácticamente nombre; pero, ya que llámanos al término medio, apacible, llamáremos a la disposición intermedia apacibilidad; de los extremos, el que peca por exceso sea llamado iracundo, y su vicio iracundia; y el que peca por defecto, incapaz de ira, y el defecto, incapacidad de ira.

Hay, además, otras tres disposiciones intermedias que tienen alguna semejanza entre sí, pero son diferentes; todas se refieren a la comunicación por medio de palabras y acciones, pero difieren en que una de ellas se refiere a la verdad en su ámbito, y las otras dos a lo que es agradable, ya en el juego ya en todas las otras circunstancias de la vida. Así debemos considerarlas también, a fin de comprender mejor que el término medio es laudable en todas las cosas, mientras que los extremos no son ni rectos ni laudables, sino reprensibles. La mayoría de estas disposiciones también carecen de nombres, pero debemos intentar, como en los demás casos, introducir nombres nosotros mismos para mayor claridad y para que se nos siga fácilmente.

Así pues, con respecto a la verdad, llamemos veraz al que posee el medio, y veracidad a la disposición intermedia; en cuanto a la pretensión, la exagerada, fanfarronería, y al que la tiene, fanfarrón; la que se subestima, disimulo, y disimulador, al que la tiene. Respecto del que se complace en divertir a los otros, el término medio es gracioso, y la disposición, gracia; el exceso, bufonería, y el que la tiene, bufón; y el deficiente, rústico, y su disposición, rusticidad. En cuanto al agrado en las restantes cosas de la vida, el que es agradable como se debe es amable, y la disposición intermedia, amabilidad; el excesivo, si no tiene mira alguna, obsequioso, si es por utilidad, adulador, y el deficiente y en todo desagradable, quisquilloso y malhumorado.

También hay disposiciones intermedias en las pasiones y respecto de ellas. Así, la vergüenza no es una virtud, pero se elogia también al vergonzoso; así, se dice que uno posee el justo medio en estas cosas; otro, que es exagerado, como el tímido que se avergüenza de todo; otro, que es deficiente o que no tiene absolutamente vergüenza de nada; y el término medio es vergonzoso.

La indignación es el término medio entre la envidia y la malignidad, y éstos son sentimientos relativos al dolor o al placer que sentimos por lo que sucede a nuestros prójimos; pues el que se indigna se aflige por los que prospeEjemplos de virtudes como término medio entre un exceso y un defecto

Pero nosotros debemos no sólo decirlo en general, sino también aplicarlo a los casos particulares. En efecto, cuando se trata de acciones, los principios universales tienen una aplicación más amplia, pero los particulares son más verdaderos, porque las acciones se refieren a lo particular y es con esto con lo que hay que estar de acuerdo.

Consideremos, pues, estos ejemplos particulares de nuestra clasificación: en relación con el miedo y con la audacia, el valor es el término medio; de los que se exceden, el que lo es por carencia de temor no tiene nombre (muchas virtudes y vicios no tienen nombre); pero el que se excede en audacia es temerario, y el que se excede en el miedo y le falta coraje, cobarde. En el dominio de los placeres y dolores —no de todos, y en menor grado por lo que respecta a los dolores—, el término medio es la moderación, y el exceso, la intemperancia. Personas deficientes respecto de los placeres difícilmente existen; por eso, tales personas ni siquiera tienen nombre, pero llamémoslas insensibles.

En relación con el dar y recibir dinero, el término medio es la liberalidad, el exceso y el defecto son, respectivamente, la prodigalidad y la tacañería. En estos dos vicios, el exceso y el defecto se presentan de manera contraria: el pródigo se excede en gastarlo, y se queda atrás en adquirirlo; el tacaño se excede en la adquisición, y es parco en el desprendimiento. De momento hablamos esquemática y sumariamente, lo cual basta para nuestro propósito; luego serán definidos con más precisión.

Respecto del dinero hay también otras disposiciones: un término medio, la esplendidez (pues el nombre espléndido difiere del liberal: el primero maneja grandes sumas, el segundo pequeñas); un exceso, la extravagancia y la vulgaridad, y un defecto, la mezquindad. Estas disposiciones difieren de las que se refieren a la liberalidad; de qué manera difieren, se dirá más adelante

En relación con el honor y con el deshonor, el término medio es la magnanimidad; al exceso se le llama vanidad, y al defecto pusilanimidad. Y, así como dijimos que la liberalidad guarda relación con la esplendidez, de la que se distinguía por referirse a cantidades pequeñas, así también se relaciona con la magnanimidad, ya que ésta se refiere a grandes honores, mientras que aquélla se refiere a los pequeños; es posible, en efecto, desear honor como es debido, más de los debido o menos, y el que se excede en sus deseos es llamado ambicioso, el que se queda corto, hombre sin ambición, y el medio carece de nombre; sus disposiciones tampoco tienen nombre, excepto la del ambicioso, que se llama ambición. Es por eso por lo que los extremos pretenden obtener el término intermedio, y nosotros, también, unas veces llamamos al intermedio ambicioso y, otras veces, hombre sin ambición, y unas veces elogiamos al ambicioso y, otras, al hombre sin ambición. La razón de por qué hacemos esto se dirá más adelante; ahora hablemos de las restantes disposiciones de la manera ya propuesta.

Respecto de la ira existe también un exceso, un defecto y un término medio; estas disposiciones no tienen prácticamente nombre; pero, ya que llámanos al término medio, apacible, llamáremos a la disposición intermedia apacibilidad; de los extremos, el que peca por exceso sea llamado iracundo, y su vicio iracundia; y el que peca por defecto, incapaz de ira, y el defecto, incapacidad de ira.

Hay, además, otras tres disposiciones intermedias que tienen alguna semejanza entre sí, pero son diferentes; todas se refieren a la comunicación por medio de palabras y acciones, pero difieren en que una de ellas se refiere a la verdad en su ámbito, y las otras dos a lo que es agradable, ya en el juego ya en todas las otras circunstancias de la vida. Así debemos considerarlas también, a fin de comprender mejor que el término medio es laudable en todas las cosas, mientras que los extremos no son ni rectos ni laudables, sino reprensibles. La mayoría de estas disposiciones también carecen de nombres, pero debemos intentar, como en los demás casos, introducir nombres nosotros mismos para mayor claridad y para que se nos siga fácilmente.

Así pues, con respecto a la verdad, llamemos veraz al que posee el medio, y veracidad a la disposición intermedia; en cuanto a la pretensión, la exagerada, fanfarronería, y al que la tiene, fanfarrón; la que se subestima, disimulo, y disimulador, al que la tiene. Respecto del que se complace en divertir a los otros, el término medio es gracioso, y la disposición, gracia; el exceso, bufonería, y el que la tiene, bufón; y el deficiente, rústico, y su disposición, rusticidad. En cuanto al agrado en las restantes cosas de la vida, el que es agradable como se debe es amable, y la disposición intermedia, amabilidad; el excesivo, si no tiene mira alguna, obsequioso, si es por utilidad, adulador, y el deficiente y en todo desagradable, quisquilloso y malhumorado.

También hay disposiciones intermedias en las pasiones y respecto de ellas. Así, la vergüenza no es una virtud, pero se elogia también al vergonzoso; así, se dice que uno posee el justo medio en estas cosas; otro, que es exagerado, como el tímido que se avergüenza de todo; otro, que es deficiente o que no tiene absolutamente vergüenza de nada; y el término medio es vergonzoso.

La indignación es el término medio entre la envidia y la malignidad, y éstos son sentimientos relativos al dolor o al placer que sentimos por lo que sucede a nuestros prójimos; pues el que se indigna se aflige por los que prosperan inmerecidamente; el envidioso, yendo más allá que éste, se aflige de la prosperidad de todos, y el malicioso, se queda tan corto en afligirse, que hasta se alegra. Mas estas cosas serán tratadas en su momento oportuno. Ahora hablaremos de la justicia, y como este concepto no es simple, distinguiremos sus dos clases y diremos de cada una cómo es término medio, y lo mismo haremos con las virtudes racionales.

    Cuestiones:
  1. Realiza una tabla en la que consten las virtudes acompañadas de los términos extremos por exceso y defecto (utiliza la terminología de este texto):
    Extremo por defecto
    Término Medio
    Extremo por exceso
    Cobarde
    Valor
    Temerario

    Moderación




























  2. Sintetiza las ideas principales del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva del texto?
  3. Explica el significado de los términos acción, ejemplos particulares, según el texto y teniendo en cuenta la filosofía del autor.

ran inmerecidamente; el envidioso, yendo más allá que éste, se aflige de la prosperidad de todos, y el malicioso, se queda tan corto en afligirse, que hasta se alegra. Mas estas cosas serán tratadas en su momento oportuno. Ahora hablaremos de la justicia, y como este concepto no es simple, distinguiremos sus dos clases y diremos de cada una cómo es término medio, y lo mismo haremos con las virtudes racionales.

    Cuestiones:
  1. Realiza una tabla en la que consten las virtudes acompañadas de los términos extremos por exceso y defecto (utiliza la terminología de este texto):
    Extremo por defecto
    Término Medio
    Extremo por exceso
    Cobarde
    Valor
    Temerario

    Moderación




























  2. Sintetiza las ideas principales del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva del texto?
  3. Explica el significado de los términos acción, ejemplos particulares, según el texto y teniendo en cuenta la filosofía del autor.


Etica Nicómaco, LII, Cap. VI Naturaleza del modo de ser

  1. E. N. Naturaleza del modo de ser
Mas no sólo hemos de decir que la virtud es un modo de ser, sino además de qué clase. Se ha de notar, pues, que toda virtud lleva a término la buena disposición de aquello de lo cual es virtud y hace que realice bien su función; por ejemplo, la virtud del ojo hace bueno el ojo y su función (pues vemos bien por la virtud del ojo); igualmente, la virtud del caballo hace bueno el caballo y útil para correr, para llevar el jinete y para hacer frente a los enemigos. Si esto es así en todos los casos, la virtud del hombre será también el modo de ser por el cual el hombre se hace bueno y por el cual realiza bien su función propia. Cómo esto es así, se ha dicho ya; pero se hará más evidente, si consideramos cuál es la naturaleza de la virtud. En todo lo continuo y divisible es posible tomar una cantidad mayor, o menor, o igual, y esto, o bien con relación a la cosa misma, o a nosotros; y lo igual es un término medio entre el exceso y el defecto. Llamo término medio de una cosa al que dista lo mismo de ambos extremos, y éste es uno y el mismo para todos; y en relación con nosotros, al que ni excede ni se queda corto, y éste no es ni uno ni el mismo para todos. Por ejemplo, si diez es mucho y dos es poco, se toma el seis como término medio en cuanto a la cosa, pues excede y es excedido en una cantidad igual, y en esto consiste el medio según la proporción aritmética. Pero el medio relativo a nosotros, no ha de tomarse de la misma manera, pues si para uno es mucho comer diez minas de alimentos, y poco comer dos, el entrenador no prescribirá seis minas, pues probablemente esa cantidad será mucho o poco para el que ha de tomarla: para Milón, poco; para el que se inicia en los ejercicios corporales, mucho. Así pues, todo conocedor evita el exceso y el defecto, y busca el término medio y lo prefiere; pero no el término medio de la cosa, sino el relativo a nosotros.

Entonces, si toda ciencia cumple bien su función, mirando al término medio y dirigiendo hacia éste sus obras (de ahí procede lo que suele decirse de las obras excelentes, que no se les puede quitar ni añadir nada, porque tanto el exceso como el defecto destruyen la perfección, mientras que el término medio la conserva, y los buenos artistas, como decíamos, trabajan con los ojos puestos en él); y si, por otra parte, la virtud, como la naturaleza, es más exacta y mejor que todo arte, tendrá que tender al término medio. Estoy hablando de la virtud ética, pues ésta se refiere a las pasiones y acciones, y en ellas hay exceso, defecto y término medio. Por ejemplo, cuando tenemos las pasiones de temor, osadía, apetencia, ira, compasión, y placer y dolor en general, caban el más y el menos, y ninguno de los dos está bien; pero si tenemos estas pasiones cuando es debido, y por aquellas cosas y hacia aquellas personas debidas, y por el motivo y de la manera que se debe, entonces hay un término medio y excelente; y en ello radica, precisamente, la virtud. En las acciones hay también exceso y defecto y término medio. Ahora, la virtud tiene que ver con pasiones y acciones, en las cuales el exceso y el defecto yerran y son censurados, mientras que el término medio es elogiado y acierta; y ambas cosas son propias de la virtud. La virtud, entonces, es un término medio, o al menos tiende al medio. Además, se puede errar de muchas maneras (pues el mal, como imaginaban los pitagóricos, pertenece a lo indeterminado, mientras el bien a lo determinado), pero acertar sólo es posible de una (y, por eso, una cosa es fácil y la otra difícil: fácil errar el blanco, difícil acertar); y, a' causa de esto, también el exceso y el defecto pertenecen al vicio, pero el término medio, a la virtud:

Los hombres sólo son buenos de una manera, malos de muchas

Es, por tanto, la virtud un modo de ser selectivo, siendo un término medio relativo a nosotros, determinado por la razón y por aquello por lo que decidiría el hombre prudente. Es un medio entre dos vicios, uno por exceso y otro por defecto, y también por no alcanzar, en un caso, y sobrepasar, en otro, lo necesario en las pasiones y acciones, mientras que la virtud encuentra y elige el término medio. Por eso, de acuerdo con su entidad y con la definición que establece su esencia, la virtud es un término medio, pero, con respecto a lo mejor y al bien, es un extremo.

Sin embargo, no toda acción ni toda pasión admiten el término medio, pues hay algunas cuyo solo nombre implica la idea de perversidad, por ejemplo, la malignidad, la desvergüenza, la envidia; y entre las acciones, el adulterio, el robo y el homicidio. Pues todas estas cosas y otras semejantes se llaman así por ser malas en sí mismas, no por sus excesos ni por sus defectos. Por tanto, no es posible nunca acertar con ellas, sino que siempre se yerra. Y en relación con estas cosas, no hay problema de si está bien o mal hacerlas, por ejemplo, cometer adulterio con la mujer debida y cuando y como es debido, sino que el realizarlas es, en absoluto, erróneo. Igualmente lo es el creer que en la injusticia, la cobardía y el desenfreno hay término medio, exceso y defecto; pues, entonces, habría un término medio del exceso y del defecto, y un exceso del exceso y un defecto del defecto. Por el contrario, así como no hay exceso ni defecto en la moderación ni en la virilidad, por ser el término medio en cierto modo un extremo, así tampoco hay un término medio, ni un exceso ni un defecto en los vicios mencionados, sino que se yerra de cualquier modo que se actúe; pues, en general, ni existe término medio del exceso y del defecto, ni exceso y defecto del término medio.

Cuestiones:


  1. Intenta explicar el sentido de la siguiente afirmación: la virtud del hombre será también el modo de ser por el cual el hombre se hace bueno y por el cual realiza bien su función propia
  2. ¿Qué modo de ser hace bueno al hombre y por qué?
  3. ¿En las pasiones y acciones se puede acertar de muchas maneras en el término medio o sólo de una? Razona tu respuesta según el texto.
  4. ¿Qué pasiones y acciones no admiten el término medio? ¿Por qué razon?
  5. El término medio en relación con el bien ¿es un exceso un defecto o el medio justo? Razona la respuesta.
  6. Sintetiza las ideas principales del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva del texto
  7. Explica el significado de los términos virtud y término medio según el texto y teniendo en cuenta la filosofía del autor.   

Ética Nicómaco, L. II, cap. V La virtud como modo de ser

  1. La virtud como modo de ser
Vamos ahora a investigar qué es la virtud. Puesto que son tres las cosas que suceden en el alma, pasiones, facultades y modos de ser, la virtud ha de pertenecer a una de ellas. Entiendo por pasiones, apetencia, ira, miedo, coraje, envidia, alegría, amor, odio, deseo, celos, compasión y, en general, todo lo que va acompañado de placer o dolor. Por facultades, aquellas capacidades en virtud de las cuales se dice que estamos afectados por estas pasiones, por ejemplo, aquello por lo que somos capaces de airarnos, entristecernos o compadecernos; y por modos de ser, aquello en virtud de lo cual nos comportamos bien o mal respecto de las pasiones; por ejemplo, en cuanto a encolerizarnos, nos comportamos mal, si nuestra actitud es desmesurada o débil, y bien, si obramos moderadamente; y lo mismo con las demás.

Por tanto, ni las virtudes ni los vicios son pasiones, porque no se nos llama buenos o malos por nuestras pasiones, sino por nuestras virtudes y nuestros vicios; y se nos elogia o censura no por nuestras pasiones (pues no se elogia al que tiene miedo ni al que se encoleriza, ni se censura al que se encoleriza por nada, sino al que lo hace de cierta manera), sino por nuestras virtudes y vicios. Además, nos encolerizamos o tememos sin elección deliberada, mientras que las virtudes son una especie de elecciones o no se adquieren sin elección. Finalmente, por lo que respecta a las pasiones se dice que nos mueven, pero en cuanto a las virtudes y vicios se dice no que nos mueven, sino que nos disponen de cierta manera.

Por estas razones, tampoco son facultades; pues, ni se nos llama buenos o malos por ser simplemente capaces de sentir las pasiones, ni se nos elogia o censura. Además, es por naturaleza como tenemos esta facultad, pero no somos buenos o malos por naturaleza (y hemos hablado antes de esto). Así pues, si las virtudes no son ni pasiones ni facultades, sólo resta que sean modos de ser. Hemos expuesto, pues, la naturaleza genérica de la virtud.

Cuestiones:

  1. ¿Por qué las virtudes no son pasiones?
  2. ¿Por qué las virtudes no son facultades?
  3. ¿Por qué las virtudes y vicios son modos de ser elogiables y censurables respectivamente?
  4. Sintetiza las ideas principales del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva del texto?
  5. Explica el significado de los términos pasiones, facultades y modos de ser, según el texto y teniendo en cuenta la filosofía del autor.   

Ética Nicómaco, Lii, cap. IV Naturaleza de las acciones de acuerdo con la virtud


  1. E. N. Naturaleza de las acciones de acuerdo con la virtud

Uno podría preguntarse cómo decimos que los hombres han de hacerse justos practicando la justicia, y moderados, practicando la moderación, puesto que si practican la justicia y la moderación son ya justos y moderados, del mismo modo que si practican la gramática y la música son gramáticos y músicos. Pero ni siquiera éste es el caso de las artes. Pues es posible hacer algo gramatical, o por casualidad o por sugerencia de otro. Así pues, uno será gramático si hace algo gramatical o gramaticalmente, es decir, de acuerdo con los conocimientos gramaticales que posee. Además, no son semejantes el caso de las artes y el de las virtudes, pues las cosas producidas por las artes tienen su bien en sí mismas; basta, en efecto, que, una vez realizadas, tengan ciertas condiciones; en cambio, las acciones, de acuerdo con las virtudes, no están hechas justa o sobriamente si ellas mismas son de cierta manera, sino también el que las hace está en cierta disposición al hacerlas, es decir, en primer lugar, si sabe lo que hace; luego, si las elige, y las elige por ellas mismas; y, en tercer lugar, si las hace con firmeza e inquebrantablemente. Estas condiciones no cuentan para la posesión de las demás artes, excepto el conocimiento mismo; en cambio, para la de las virtudes el conocimiento tiene poco o nigún peso, mientras que las demás condiciones no lo tienen pequeño sino total, ya que surgen, precisamente, de realizar muchas veces actos justos y moderados. Así las acciones se llaman justas y moderadas cuando son tales que un hombre justo y moderado podría realizarlas; y es justo y moderado no el que las hace, sino el que las hace como las hacen los justos y moderados. Se dice bien, pues, que realizando acciones justas y moderadas se hace uno justo y moderado respectivamente; y sin hacerlas, nadie podría llegar a ser bueno. Pero la mayoría no ejerce estas cosas, sino que, refugiándose en la teoría, creen filosofar y poder, así, ser hombres virtuosos; se comportan como los enfermos que escuchan con atención a los médicos, pero no hacen nada de lo que les prescriben. Y, así como estos pacientes no sanarán del cuerpo con tal tratamiento, tampoco aquéllos sanarán el alma con tal filosofía.

Cuestiones:

  1. ¿Se practican acciones justas porque se es justo o se es justo porque se practican acciones justas?
  2. ¿Qué diferencias existen entre una buena obra de arte y una acción virtuosa?
  3. Se trata de un texto argumentativo o expositivo? Razona la respuesta.
  4. Sintetiza las ideas principales del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva del texto?
  5. Explica el significado de los términos artes, virtud, según el texto y teniendo en cuenta la filosofía del autor.   
el mismo modo que si practican la gramática y la música son gramáticos y músicos. Pero ni siquiera éste es el caso de las artes. Pues es posible hacer algo gramatical, o por casualidad o por sugerencia de otro. Así pues, uno será gramático si hace algo gramatical o gramaticalmente, es decir, de acuerdo con los conocimientos gramaticales que posee. Además, no son semejantes el caso de las artes y el de las virtudes, pues las cosas producidas por las artes tienen su bien en sí mismas; basta, en efecto, que, una vez realizadas, tengan ciertas condiciones; en cambio, las acciones, de acuerdo con las virtudes, no están hechas justa o sobriamente si ellas mismas son de cierta manera, sino también el que las hace está en cierta disposición al hacerlas, es decir, en primer lugar, si sabe lo que hace; luego, si las elige, y las elige por ellas mismas; y, en tercer lugar, si las hace con firmeza e inquebrantablemente. Estas condiciones no cuentan para la posesión de las demás artes, excepto el conocimiento mismo; en cambio, para la de las virtudes el conocimiento tiene poco o nigún peso, mientras que las demás condiciones no lo tienen pequeño sino total, ya que surgen, precisamente, de realizar muchas veces actos justos y moderados. Así las acciones se llaman justas y moderadas cuando son tales que un hombre justo y moderado podría realizarlas; y es justo y moderado no el que las hace, sino el que las hace como las hacen los justos y moderados. Se dice bien, pues, que realizando acciones justas y moderadas se hace uno justo y moderado respectivamente; y sin hacerlas, nadie podría llegar a ser bueno. Pero la mayoría no ejerce estas cosas, sino que, refugiándose en la teoría, creen filosofar y poder, así, ser hombres virtuosos; se comportan como los enfermos que escuchan con atención a los médicos, pero no hacen nada de lo que les prescriben. Y, así como estos pacientes no sanarán del cuerpo con tal tratamiento, tampoco aquéllos sanarán el alma con tal filosofía.

Cuestiones:


  1. ¿Se practican acciones justas porque se es justo o se es justo porque se practican acciones justas?
  2. ¿Qué diferencias existen entre una buena obra de arte y una acción virtuosa?
  3. Se trata de un texto argumentativo o expositivo? Razona la respuesta.
  4. Sintetiza las ideas principales del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva del texto?
  5. Explica el significado de los términos artes, virtud, según el texto y teniendo en cuenta la filosofía del autor.   

Ética Nicómaco LII, cap. III “La virtud referida a los placeres y dolores”



  1. E. N “La virtud referida a los placeres y dolores”
Hay que considerar como una señal de los modos de ser el placer o dolor que acompaña a las acciones: pues el hombre que se abstiene de los placeres corporales y se complace en eso mismo es moderado; el que se contraría, intemperante; el que hace frente a los peligros y se complace o, al menos, no se contrista, es valiente; el que se contrista, cobarde. La virtud moral, en efecto, se relaciona con los placeres y dolores, pues hacemos lo malo a causa del placer, y nos apartamos del bien a causa del dolor. Por ello, debemos haber sido educados en cierto modo desde jóvenes, como dice Platón, para podernos alegrar y dolernos como es debido, pues en esto radica la buena educación.

Además, si las virtudes están relacionadas con las acciones y pasiones, y el placer y el dolor acompañan a toda pasión, entonces por esta razón también la virtud estará relacionada con los placeres y dolores. Y lo indican también los castigos que se imponen por medio de ellos: pues son una medicina, y las medicinas por su naturaleza actúan por medio de contrarios. Además, como ya dijimos antes, todo modo de ser del alma tiene una naturaleza que está implicada y emparentada con aquellas cosas por las cuales se hace naturalmente peor o mejor; y los hombres se hacen malos a causa de los placeres y dolores, por perseguirlos o evitarlos, o los que no se debe, o cuando no se debe, o como no se debe, o de cualquier otra manera que pueda ser determinada por la razón en esta materia. Es por esto por lo que algunos definen también las virtudes como un estado de impasibilidad y serenidad; pero no la definen bien, porque se habla de un modo absoluto, sin añadir «como es debido», «como no es debido», «cuando» y todas las demás circunstancias. Queda, pues, establecido que tal virtud tiende a hacer lo que es mejor con respecto al placer y al dolor, y el vicio hace lo contrario.

Estas cuestiones se nos pueden aclarar por lo que sigue. En efecto, siendo tres los objetos de preferencia y tres los de aversión —lo bello, lo conveniente y lo agradable, y sus contrarios, lo vergonzoso, lo perjudicial y lo penoso—, el hombre bueno acierta en todas estas cosas, mientras el malo yerra, especialmente respecto del placer; pues éste es común también a los animales y acompaña a todos los objetos de elección, pues también lo bello y lo conveniente parecen agradables. Además, desde la infancia todos nos hemos nutrido de él, y por eso es difícil eliminar esta afección arraigada en nuestra vida. También regulamos nuestras acciones, unas más y otras menos, por el placer y el dolor. Por eso, es necesario que estas cosas sean el objeto de todo nuestro estudio; pues el complacerse y contristarse bien o mal no es de pequeña importancia para las acciones. Pero, además, como dice Haráclito es más difícil luchar con el placer que con la ira, y de lo que es más difícil uno puede siempre adquirir un arte y una virtud, pues incluso lo bueno es mejor en este caso. De tal manera que todo el estudio de la virtud y de la política está en relación con el placer y el dolor, puesto que el que se sirve bien de ellos, será bueno, y el que se sirve mal, malo. Quede, pues, establecido que la virtud se refiere a placeres y dolores; que crece por las mismas acciones que la produce y es destrozada si no actúa de la misma manera, y que se ejercita en las mismas cosas que le dieron origen


Cuestiones:


  1. ¿El placer de la virtud de la moderación y de la valentía es por naturaleza o por aprendizaje y práctica de acciones? Razona tu respuesta.
  2. Explica ¿por qué dice el texto que “hacemos lo malo a causa del placer, y nos apartamos del bien a causa del dolor”?
  3. ¿Por qué se relaciona el castigo con la medicina? ¿Estás de acuerdo?
  4. ¿A causa de qué se hacen malos los hombres?
  5. ¿Por qué dice el texto que el malo yerra respecto del placer?
  6. ¿En qué puede consistir servirse bien de los placeres?
  7. ¿Se trata de un texto argumentativo o expositivo?
  8. Sintetiza las ideas principales del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva del texto?
  9. Explica el significado de los términos placeres y dolores, virtud, según el texto y teniendo en cuenta la filosofía del autor.