sábado, 19 de octubre de 2019

Vida y contexto histórico y filosófico.




Aristóteles, vida y contexto histórico y filosófico.


Vida

(384 a. de C. en Estagira, Macedonia, actual Stavró. Calcidia 322 a. de C. )

¿Qué hecho de la vida de Aristóteles le pudo llevar a cultivar la teleología o ciencia de los fines?, ¿Qué filosofía aprendió Aristóteles de Platón y por qué se distanció de ella?, ¿Por qué y cómo Aristóteles evitó el riesgo de ser asesinado como lo había sido Sócrates?, ¿por qué los discípulos de Aristóteles eran conocidos como peripatéticos? Estas interesantes cuestiones encuentran una respuesta en los hechos vividos por Aristóteles a lo largo de 62 años. ¿Qué nos puede enseñar a nosotros la vida de Aristóteles?


Probablemente la mayor pasión de Aristóteles fue la biología, el estudio y análisis de los seres vivos y sus propiedades. Es muy probable que esta afición por la biología le fuese inculcada por su padre, Nicómaco, que había sido médico y amigo de Amintas II, rey de Macedonia. En este sentido Galeno, nos dice que las familias de Asclepiadas (es decir, de médicos) hacían aprender a sus hijos la disección y es posible que Aristóteles tuviese alguna práctica en esta materia. La observación de los seres vivos y sus peculiaridades va a llevar a Aristóteles a desarrollar plenamente la teleología, (ciencia de los fines), es decir, esa ciencia que estudia las cosas, los seres, los entes, y en definitiva, la realidad, en función de los fines que han de lograr. Esto es algo que se observa especialmente en los seres vivos. Así, la finalidad de la bellota es germinar, crecer, desarrollarse y convertirse en una magnífica encina que produzca bellotas; la finalidad de un caballo es crecer, hacerse veloz y fuerte, y esa fortaleza puede ser útil en la batalla; la finalidad del ser humano es desarrollarse y llevar a plenitud sus potencialidades naturales en una vida feliz. Pero precisamente esta ciencia Aristóteles no la estudió en la Academia de Platón donde ingresó con 18 años aproximadamente.

En efecto, Aristóteles se desplazó de Estagira a Atenas para recibir una educación selecta en la Academia de Platón, en la que permaneció casi 20 años. La filosofía de Platón ejerció una influencia decisiva sobre Aristóteles. La filosofía platónica se caracteriza por considerar que el ser o la realidad última son ideas. Las ideas, para Platón, son entidades inmutables, (que no cambian), inengendradas, (que no nacen), imperecederas, (que no mueren), y por tanto eternas, son paradigmáticas o modélicas, universales, y constituyen el auténtico ser de las cosas. Estas ideas no se pueden conocer por los sentidos sino sólo por la inteligencia, su conocimiento es el más perfecto que se puede adquirir. Entre todas las ideas Platón destaca la idea de Bien a la que sólo llega el filósofo, por eso, al conocerla, puede enseñar lo que es bueno para la sociedad y para cada individuo. En el polo opuesto a las ideas están las cosas que vemos por los sentidos, éstas cambian, nacen, mueren y son copias, e imitaciones de las ideas, son singulares y son una apariencia de la realidad, se conocen por los sentidos que sólo nos proporciona un conocimiento imperfecto, propio del ignorante. Aristóteles compartió esta filosofía mientras permaneció en la Academia de Platón, pero poco a poco fue marcando diferencias importantes con Platón, principalmente porque Aristóteles consideró que Platón multiplicó los problemas en vez de simplificarlos y los multiplicó al crear dos mundos distintos, el de las ideas o inteligible, y el de las cosas o sensible. Aristóteles considerará que sólo hay un mundo sensible y experimentable del que podemos abstraer las ideas, sin ese mundo sensible y empírico no podremos adquirir las ideas que Platón colocaba en un mundo opuesto al sensible. Estas diferencias le llevaron a Aristóteles a abandonar la Academia de Platón.

Aproximadamente en el año 348a. De C. , la dirección de la Academia pasó a un discípulo de Platón llamado Espeusipo, que pretendía transformar la filosofía platónica en matemáticas, algo con lo que Aristóteles no estaba de acuerdo. Esto llevó a Aristóteles y otros discípulos de Platón a abandonar la Academia. Ya en el año 343 a. de C. aproximadamente Aristóteles fue invitado por Filipo, rey de Macedonia para hacerse cargo de la educación de su hijo, Alejandro, futuro emperador del mundo helénico. Durante este período Aristóteles se sirve de los clásicos griegos como Homero y los trágicos para educar a Alejandro y dedica, durante este tiempo, especial atención a los temas políticos. Esta relación de Aristóteles con Filipo y Alejandro le traerá problemas a la larga. Estos problemas vendrán porque la democracia ateniense se consideraba la mejor forma de gobierno para las ciudades-estado. Atenas, entonces, era una ciudad-estado, esto permitía que los que eran ciudadanos podían tomar parte de la asamblea y decidir respecto de las leyes de la ciudad y los asuntos importantes. Esta característica facilitó la llegada de los filósofos sofistas a Atenas. Asimismo este protagonismo activo en la vida pública de los ciudadanos era muy importante para un desarrollo en plenitud del ser humano que por naturaleza es un ser social. Pero, más tarde, con la llegada al poder de Alejandro, sobre el 335 A. de C. Aristóteles vuelve a Atenas y funda su propia escuela, el Liceo. No obstante, Alejandro comienza una política expansionista desde Macedonia que le llevará a suprimir las ciudades-estado para crear el imperio helénico. Este imperialismo macedónico de Alejandro irritó mucho a los atenienses porque perdieron el protagonismo que tenían en la vida pública. Esto llevó a los atenienses a desarrollar sentimientos en contra de Alejandro y su política imperialista. Especialmente a la muerte del mismo Alejandro, en el año 323, como Aristóteles había sido preceptor de Alejandro, el mismo Aristóteles fue objeto de animadversiones. Probablemente Aristóteles llegó a temer incluso que su vida pudiese asemejarse a la de Sócrates que murió asesionado. Esto le llevó a abandonar Atenas y refugiarse en Calcidia, una fortaleza protegida por Macedonia. Aristóteles murió aquí en el año 322. Pero no hemos de olvidar que 13 años antes de morir Aristóteles había fundado su propia escuela en Atenas, el Liceo.

Fuera de la ciudad de Atenas, al nordeste, probablemente entre el monte Lycabettus y el Ilissus, se extendía un bosque consagrado a Apolo Lycius y a las Musas, que había sido lugar favorito de Sócrates. Allí Aristóteles arrendó algunas casas -como extranjero no podía comprarlas- y fundó su escuela. Todas las mañana iba y venía paseándose con sus alumnos, en las galerías o entre los árboles, y discutía con ellos las cuestiones más profundas de la filosofía (Este hecho de enseñar filosofía y filosofar paseando llevó a sus discípulos a ganarse el epíteto de peripatéticos que traducido serían los que caminan dando vueltas). De hecho los numerosos libros que nos han llegado de Arisóteles es muy probable que sean apuntes que tomaron sus discípulos de las clases de Aristóteles, o apuntes del mismo Aristóteles para preparar sus clases en el Liceo.

La vida de Aristóteles nos muestra como la misma familia puede ser ocasión para sensibilizarnos con algún ámbito del conocimiento ya sea por tener familiares en ese ámbito o por haber sentido la necesidad de tener esos conocimientos y no disponer de ellos, ¿qué es lo más positivo de mi familia?; también nos muestra la vida de Aristóteles la necesidad de maestros y referentes que guíen nuestros pasos durante nuestra juventud, para Aristóteles fue Platón, pero ¿quién queremos que lo sea para nosotros?; del mismo modo que Aristóteles fue preceptor de Alejandro está claro que nosotros en el futuro ejerceremos una profesión ¿qué riesgos y ventajas tendrá esa profesión no lo sabemos ahora? pero, debemos saber evitar esos peligros como lo hizo Aristóteles y aprovechar las ventajas. Igual que Aristóteles al final de su vida y después de tanto esfuerzo e investigación tuvo algo que enseñar, ¿seremos capaces de elaborar nuestra propia visión de la vida para compartir nuestra experiencia con otras generaciones? La filosofía nos debe ayudar a hacerlo.


Contexto histórico y filosófico de Aristóteles


Aristóteles recopiló todo el saber filosófico que le precedió, pero no sólo recopiló la filosofía anterior, sino que también elaboró su propio pensamiento. En este sentido es conveniente responder a las siguientes cuestiones. A la hora de configurar y crear su propio pensamiento ¿en qué se asemeja y se distancia Aristóteles de los presocráticos, de Sócrates, Platón y de los sofistas? Siguiendo el ejemplo de Aristóteles ¿de qué doctrinas y fenómenos hemos de distanciarnos nosotros hoy para pensar por nosotros mismos como en su día lo hizo Aristóteles? ¿Qué podemos tomar del pensamiento de Aristóteles y otros filósofos para enfrentarnos a los desafíos que tenemos hoy en día?

De los filósofos anteriores a Sócrates, o presocráticos, también conocidos como los físicos por considerar que todo lo existente encontraba su explicación en un principio o arkhé del que brotaba todo, al que retornaba todo, y en el que se sostenía todo de acuerdo a unas leyes fijas, de estos filósofos Aristóteles tomará la importancia de la naturaleza como fuente de la que se origina todo a partir de unas leyes eternas. En efecto, lo bueno para los filósofos presocráticos viene determinado por ajustarse a las leyes naturales ya que todos formamos parte del cosmos o naturaleza. Aristóteles considera que el universo es una gran cosa o sustancia que está constituida por cosas o sustancias específicas, y la especificidad de la sustancia o cosa humana es disponer de racionalidad para conocer cómo se relacionan y están organizadas las demás cosas o sustancias en la sustancia suprema. En este sentido hemos de recordar que Aristóteles afirmará que la virtud no se produce ni por naturaleza, ni contra la naturaleza, sino por tener el ser humano cierta aptitud natural que ha de desarrollar de acuerdo a su condición de ser racional. Es decir, en la medida en que el hombre tiene por naturaleza la capacidad de pensar, que le distingue de los demás seres, toda decisión y acción ha de venir determinada por esta capacidad. En este sentido la virtud moral o el término medio al no ser nunca el mismo ya que depende del quién, del dónde, del cuando, del para qué, exige siempre la actividad del pensamiento para determinarlo con exactitud. Que la virtud debía determinarse por la racionalidad también lo pensaba Sócrates, pero con una diferencia muy profunda respecto a Aristóteles.

En efecto, Sócrates defendía el intelectualismo moral, una doctrina que afirmaba que el conocimiento racional del bien era condición necesaria y suficiente para practicar o hacer cosas buenas. Es decir, quien conoce el bien o la virtud necesariamente lo realizará y será virtuoso. Por ejemplo, si un zapatero conoce qué es y cómo es el zapato perfecto, entonces necesariamente producirá zapatos buenos. Alguien podría objetar que podría hacerlos mal para vender más y ganar más, pero en ese caso no sería un buen zapatero, sería un zapatero egoísta, no un buen profesional. Aristóteles refuta esta doctrina argumentando que conocer lo bueno es una condición, pero no por conocerlo necesariamente lo practicamos. Por ejemplo, cualquier fumador sabe que fumar es malo para la salud, pero esa sabiduría no le da toda la fuerza que necesita para dejar de fumar todos los cigarrillos que fuma cada día, ya que para dejar de fumar necesita realizar actos singulares y concretos de renuncia, por ejemplo, necesita renunciar varias veces al cigarro concreto de después de desayunar, y convertir esos actos de renuncia en hábitos; por ejemplo, necesita renunciar al cigarro concreto de después de comer, y convertir esos actos de renuncia en hábitos; necesita renunciar al cigarro singular de después de cenar y convertir esos actos de renuncia en hábitos, etc., etc. por lo que la virtud no está en el conocimiento sino en una cierta disposición para actuar según determinados hábitos. Pero Aristóteles no sólo pensaba diferente de Sócrates, también lo hacía respecto a Platón, discípulo de Sócrates.

Como ya dijimos al hablar de la vida de Aristóteles no sólo rechazó la separación que Platón hacía de las ideas y de las cosas, y el intelectualismo moral que defendían Sócrates y Platón, sino que también rechazó la teoría del placer que proponía Platón. Platón consideraba que el placer era una gratificación corporal, pero el cuerpo para Platón, además de la cárcel del alma, también era principio de ignorancia, por lo que, para adquirir verdadero conocimiento, era necesario privar al cuerpo de placer con una vida ascética para que el alma pudiese desarrollarse adecuadamente sin obstáculos corporales y conocer en profundidad las ideas. Para Aristóteles el placer y dolor lo compartimos con los animales y lo mamamos desde niños, pero ha de ser objeto del arte y la virtud, por tanto, el placer del virtuoso no es equivalente al placer que compartiríamos con los animales ni el que nos seduce como niños, sino que el placer y dolor del virtuoso es el resultado de una manera de conducirse de acuerdo a la elección del término medio desde la racionalidad práctica que nos mostrará cómo, cuándo, dónde, con quién y en qué medida nos hemos de apenar y alegrar. Esta diferencia con Platón no nos puede llevar a pensar que Aristóteles pensara de forma próxima a los enemigos de Platón y Sócrates, los sofistas. Aristóteles también se distanció de estos enemigos de Platón y Sócrates conocidos como sofistas.

Los sofistas eran conocidos como unos mercenarios de la educación en la Atenas regida por la democracia. Estos filósofos enseñaban a hablar en público a ciudadanos que habían adquirido esta condición principalmente por haberse alistado en el ejército y defender a Atenas de agresiones externas. El recibir dinero por enseñar estaba mal visto en este momento. Pero para participar en la asamblea o órgano que tenía el poder legislativo necesitaban saber hablar en público para defender sus intereses. Eso era lo que hacían los sofistas, enseñarles retórica, oratoria y eurística a estos ciudadanos para saber convencer en la asamblea de que sus intereses eran buenos. Precisamente esta doctrina sofista de que el bien y la virtud es subjetivo y relativo a cada uno y a cada sociedad era contraria a la posición de Aristóteles. En efecto, Aristóteles afirmaba que, de hecho, hay ciudadanos considerados por todos como ciudadanos virtuosos, ese hecho es una prueba de que la virtud no depende de cada uno ni es subjetiva. Por lo que, es necesario conocer cómo se comportan estos ciudadanos para saber lo que es la virtud objetivamente. Respecto a que el bien y el mal son relativos a cada sociedad, Aristóteles estaba convencido de que Atenas y los pueblos helénicos encarnaban la virtud y la excelencia respecto a los extranjeros a los que llamaba bárbaros. Y esto lo hacía en base al alto cultivo de la ciencia y racionalidad que se daba en los pueblos griegos frente a los extranjeros, pues para Aristóteles la racionalidad era la cualidad específica de los seres humanos frente a los animales, cualidad que en Atenas se cultivaba más que en los pueblos bárbaros. No obstante la situación de Aristóteles no es muy distinta de la nuestra si en la actualidad queremos buscar y elaborar nuestra propia doctrina.


En la actualidad, por un lado, tenemos unos lobbies que promocionan el consumo. Lobbies que parecen regirse por la doctrina sofista de tal forma que cada grupo empresarial intenta ofrecernos una visión de su producto como un servicio imprescindible para vivir bien. Así terminamos por autoengarños creyendo que el móvil de última generación es imprescindible, también el Ipad, el ordenador, tener muchos seguidores en las redes sociales, vestir a la última moda, tener el coche de moda, la moto, la bicicleta etc., pero, hasta qué punto estos productos sean buenos para nosotros, eso es una cuestión que necesitaría mucha reflexión, reflexión que los mismos lobbies tratan de que no hagamos, incluso pese a la amenaza del cambio climático. Vivimos en la prisa para no pensar y no pensar beneficia a unos pocos. Además, vivimos en un mundo globalizado en el que no existe el cosmopolita virtuoso sino que la globalización parece una estrategia sofista para que los lobbies económicos puedan deslocalizar sus empresas buscando un mayor beneficio, y aprovechando el vacío de poder de una autoridad mundial que exija el cumplimiento de los derechos humanos en todas partes. Por otra parte vemos en la política justo el ejemplo contrario de lo que propone Aristóteles, ya que vemos que va a la política no el ciudadano que todos consideramos virtuoso, sino el que es voluble para corromperse y pertenecer a partidos corruptos; incluso observamos que se realizan prácticas totalmente contrarias al intelectualismo moral de Sócrates y Platón, todos conocemos políticos que aprovecharon su puesto político para obtener másters y títulos universitarios; por lo que se refiere al placer, ni seguimos a Platón que lo rechazaba totalmente, ni a Aristóteles que consideraba necesario educarlo, ya que muchas personas caen en la adicción a las las drogas, al móvil, el alochol, a la comida rápida, productos azucarados... Tener el valor de pensar por un@ mism@ es algo que exige mucho esfuerzo, aunque al final nos proporcione auténtico placer. Debemos esforzarnos por este objetivo.


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