domingo, 14 de abril de 2019

La esclavitud según Aristóteles.


Respecto al origen y constitución de la sociedad mantendrá, al igual que Platón, la teoría de la "sociabilidad natural" del hombre. El hombre es un animal social, es decir, un ser que necesita de los otros de su especie para sobrevivir. El núcleo originario de la comunidad social o política es la familia. Las necesidades naturales de los hombres llevan a la configuración de este pequeño grupo social que será la base de organizaciones más amplias como la aldea y la ciudad: "La familia es así la comunidad establecida por la naturaleza para la convivencia de todos los días". Aristóteles utiliza también el argumento del lenguaje para reforzar su interpretación de la sociabilidad natural del hombre. El lenguaje requiere la necesidad de otra persona para poder producirse. Por lo que sería difícilmente explicable el fenómeno lingüístico si partiéramos de la concepción de la anterioridad del individuo respecto a la sociedad.

Por otro lado, la propiedad es una parte integrante de la familia y la posesión forma igualmente parte de la familia, puesto que sin las cosas de primera necesidad los hombres no podrían vivir y menos vivir dichosos. Se sigue de aquí que, así como las demás artes necesitan de instrumentos especiales para llevar a cabo su obra, la familia debe tener igualmente los suyos. Entre los instrumentos hay unos que son inanimados y otros que son vivos. Por ejemplo, para el patrón de un barco, el timón es un instrumento sin vida y el marinero de proa un instrumento vivo. Conforme al mismo principio, puede decirse que la propiedad no es más que un instrumento de la existencia, la riqueza una porción de instrumentos y el esclavo una propiedad viva. Lo mismo sucede con el señor y el esclavo. El señor es simplemente señor del esclavo, pero no depende esencialmente de él; el esclavo, por lo contrario, no es sólo esclavo del señor, sino que depende de éste absolutamente. Esto prueba claramente lo que el esclavo es en sí y lo que puede ser. Por una ley natural no pertenece a sí mismo, sino que, no obstante ser hombre, pertenece a otro, es naturalmente esclavo. Es hombre de otro el que, se convierte en una propiedad, y como propiedad es un instrumento de uso y completamente individual. Es preciso ver ahora si hay hombres que sean tales por naturaleza o si no existen, y si, sea de esto lo que quiera, es justo y útil el ser esclavo, o bien si toda esclavitud es un hecho contrario a la naturaleza. 

Cuando un hombre es inferior a otros, tanto como lo son el cuerpo respecto del alma y tal que es la condición de todos aquellos en quienes el empleo de las fuerzas corporales es el mejor y único partido que puede sacarse de su ser, se es esclavo por naturaleza. Estos hombres, así como los demás seres de que acabamos de hablar, no pueden hacer cosa mejor que someterse a la autoridad de un señor. Porque es esclavo por naturaleza el que puede entregarse a otro y lo que precisamente le obliga a hacerse de otro es el no poder llegar a comprender la razón sino cuando otro se la muestra, pero sin poseerla en sí mismo. La naturaleza misma lo quiere así, puesto que hace los cuerpos de los hombres libres son diferentes de los de los esclavos, dando a éstos el vigor necesario para las obras penosas de la sociedad. Haciendo, por lo contrario, a los primeros incapaces de doblar su erguido cuerpo para dedicarse a trabajos duros y destinándolos solamente a las funciones de la vida civil.

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